Desarrollo Académico Lingüístico
y Conductual Infantil
soy_mama_dalci

Únete a nuestra comunidad y recíbenos en tu correo electrónico con consejos de la psicóloga para tu niño(a), talleres, eventos etc.

¿Por qué llorar es bueno?

Redacción




Desde el punto de vista neuropsicológico, llorar nos hace sentir mejor ya que las lágrimas actúan como relajante natural ya que contienen adrenocorticotropina y encefalina. La primera es una hormona involucrada en la regulación de la tensión muscular que permite evitar una excesiva rigidez y ayuda a recuperar la calma; la segunda, es un neurotransmisor que cumple una función similar a la de un analgésico (aquellas sustancias que reducen o anulan la sensación de dolor) y promueve así, un estado de serenidad. Por lo tanto, llorar es un mecanismo homeostático ante un estado de tensión y/o dolor.

Desde el punto de vista social, el llanto funciona como medio de comunicación indicando al grupo social que se necesita protección o ayuda; además aumenta en el otro la empatía y reduce los comportamientos agresivos.

A pesar de estas ventajas físicas y sociales, me he encontrado con mucha gente que contiene su llanto. Hace unos días, estaba en mi consultorio y me di cuenta que los pañuelos desechables aún no necesitaban ser cambiados. Recordé las sesiones que había tenido con algunos de mis pacientes y recordé anécdotas llenas de dolor y enojo, recordé ojos rojos y llorosos aunque muy pocas lágrimas, y también recordé las siguientes palabras: “no me gusta llorar”, “no puedo llorar”.

Siempre los cuestiono a cerca del por qué no llorar y, haciendo un recuento de sus respuestas, me encontré con varias de estas frases que estoy segura que no sólo a ellos se las han dicho, sino que también tú y yo hemos escuchado en repetidas ocasiones a lo largo de nuestra vida:


“No llores”. ¿Por qué nos piden que no lloremos? ¿Por qué alguien más trata de decirnos cómo o no expresarnos? Yo sólo encuentro una explicación a esta frase. La persona que la enuncia es incapaz de saber qué hacer con las emociones. Ver llorar al otro asusta, recuerda a la propia angustia que no ha sido elaborada; y al no trabajar con aquello de la vida personal que duele, tampoco se sabrá qué hacer con lo que al otro le lastima.

“No vale la pena llorar por eso”. La pregunta que surge de esta frase es similar a la anterior. ¿Cómo sabes que no vale la pena llorar por eso, tú, ajeno a mí, que no vive y percibe las cosas de la misma forma que lo hago yo? Recuerda que lo que a ti te duele no necesariamente le duela a los demás y viceversa. Al decir esta frase estamos devaluando el sentimiento y el significado que una persona le da a ciertos sucesos de su vida. Una persona que se siente triste o con miedo, lo menos que necesita en esos momentos es ser devaluada. Decir esta frase no ayudará a resolver el problema ni tampoco a que la persona se sienta mejor, lo único que se logrará es ponerlo en una postura inferior y de inseguridad ante el conflicto.

“¿Por qué chillas?”. Si lo que se quiere es hacer devaluar la situación que lastima o el llanto, no hay mejor palabra para usar que “chillar”. Al igual que el punto anterior, ocupar esta palabra lejos de ser benéfico para el ser que llora, es perjudicial porque se minimiza tanto la situación como el sentimiento de tristeza, enojo o miedo.

“Llorar no va a solucionar nada”. Sí, tal vez llorar no me regrese aquello perdido, tampoco va a hacer que resuelva los problemas económicos (o cualquier otro que me esté angustiando, doliendo o preocupando); sin embargo, no llorar tampoco soluciona nada. Y si bien, derramar las lágrimas no soluciona el problema per se, sí tiene la función de descargar la tensión emocional. Recordemos que somos como una olla exprés: si mantenemos por mucho tiempo la carga emocional, habrá algún momento en que “explotemos” y nuestro cuerpo, nuestras relaciones o nuestra mente saldrán dañados; sin embargo, si tenemos una válvula de escape como sería llorar, podremos manejar de mejor forma dicha tensión emocional.

“Los hombres no lloran”. Probablemente (no sé) la peor de todas las frases mencionadas por varias razones: promueve la desigualdad entre géneros; ensalza estereotipos que no son ciertos; la intención con la que se utiliza esta frase es decir que los hombres no deben ser débiles, por lo que se utiliza la palabra “llanto” como sinónimo de debilidad, incapacidad y feminidad (todo con connotación negativa). En la clínica tengo el mismo porcentaje de pacientes hombres que mujeres y en la mayor parte de las veces, a quienes más trabajo les cuesta llorar es a los hombres; sin embargo, son estos mismos hombres los que llegan por crisis de angustias severas, somatizaciones importantes sin causa orgánica, o comportamientos agresivos o autolesivos. No digo que llorar solucione el conflicto angustiante, pero actuaría como la válvula de escape que alivie su cuerpo dañado, por ejemplo.
Hombre llorando

Las frases anteriores no son más que una forma de tratar acallar la expresión del sentimiento que tenemos (llámese tristeza, enojo, miedo, alegría, etc. porque efectivamente, no sólo se llora de tristeza) y casi siempre son utilizadas por personas a las que se les dificulta lidiar con las propias emociones.

Llorar no es malo, todo lo contrario. Si no lloras cuando lo sientes, enfermas. Cierto, llorar no te va a devolver al ser amado, pero te va ayudar a sentir y elaborar esa pérdida, y a estar sano física y mentalmente. Llorar no es sinónimo de depresión.

Te invito a ser más expresivo, congruente, fiel y sincero con tus emociones. Te invito a que llores.

¡No tengas miedo de sentir!

Fuente: https://rbkesther.wordpress.com/2015/06/23/por-que-deberiamos-llorar/